lunes, 10 de junio de 2013

¿Un baterista o una caja de ritmos?

Por Btxo

Epítome de la Revolución Industrial, la caja de ritmos tiene virtudes y defectos. En algunos casos, los bateristas fueron remplazados por una máquina que, concretamente, no comete errores (salvo que se programe mal, y en todo caso no es culpa suya) y libera a los grupos de unos kilos de más y mucho estorbo en los traslados, además de simplificar las pruebas de sonido. No obstante, también ofrecía a los percusionistas la posibilidad de expandir su creatividad, dirigiéndose hacia otros instrumentos.

Como baterista, jamás me sentí desplazado por la maquinita. Al contrario. En mi segundo grupo que formé en la preparatoria (Asfixia), antes de comprar una batería profesional, me hice de una caja de ritmos Sony, una verdadera curiosidad porque no era más grande que un teléfono celular promedio de ahora, tenía pads para presionarlos en tiempo real en los ensayos, sonaba bien, y se le podía programar un ritmo durante cinco minutos, aproximadamente, además que podía conectarse en un estéreo con entrada auxiliar, o directamente en alguna consola o amplificador por medio de un plug simple. Esa cajita me liberó de muchas responsabilidades durante los ensayos. Ya luego llegó la batería platinada y mis días de holgazán terminaron.

Muy popular desde mediados de los ochentas, sobre todo en la escena mexicana, la caja de ritmos formaba parte de un concepto. Bandas underground como Pedro y las Tortugas, y Las Ánimas del 4o. Oscuro la utilizaban indiscriminadamente, enriqueciendo el sonido pre new wave, sin arrancar un ápice orgánico sino, más bien, generando personalidad. También en México, a mediados de los noventas, fue parte importante del sonido de Café Tacuba (entonces sin la “v”), aunque, en cuanto al gusto personal, la manera como fue tratada en el estudio para su primer disco suavizó (y afectó) el sonido oscuro y potente que la banda tenía en directo, provocado en gran medida por la máquina de percusiones. 

Sin dudas, los puristas del rock harán hincapié en la necesidad de tener una batería sobre el escenario, y está bien, es cuestión de gustos, pero no tiene que ser una norma. En alguna entrevista, Alejandro Lora, con esa tremenda sapiencia que domina sus arengas (sarcasmo) me aseguraba que no es posible hacer rock sin una guitarra: “La guitarra es la imagen del rock”, decía el muy fetichista, y yo pensaba, mientras escuchaba semejante arbitrariedad, que Kraftwerk no tiene guitarras y hace algo más parecido al rock que lo que El Tri alguna vez soñó conseguir.

Además de los ejemplos mencionados líneas arriba, y sin referirnos a bandas dedicadas a la electrónica como concepto, existen al menos dos casos de cajas de ritmos esenciales, que ayudaron a definir el sonido de dos bandas diametralmente opuestas.

The Jesus and Mary Chain daba preferencia al sonido combinado de las guitarras, aprovechando las olas rematadas por una caja rítmica, para surfear sobre ellas en cortes excepcionales como Between Planets y el cover al Head On, de Pixies (superando infinitamente la obra primigenia). Quiero decir que las percusiones virtuales del grupo no llevaban todo el peso del sonido, pero, lejos de aplanarlo, le daban forma, y más allá: textura, y sobre todo melodía, algo muy difícil de conseguir incluso con el mejor baterista del mundo (quizás Waldo Madera podría lograr algo como eso). O quizás era también parte del espectro que determina al sonido New Wave, o New Romantic. Sin demeritar a tremendos bateristas como los de las bandas ochenteras Thompson Twins (Boris Williams), Echo and the Bunnymen (Pete de Freitas), Psychedelic Furs (Vince Ely) y Duran Duran (Roger Taylor), el haber utilizado una caja de ritmos no habría modificado mucho el sonido.

Por otro lado, aunque desde un costado más oscuro, se encuentra Dr. Avalanche, con crédito en los discos como encargad@ del ritmo en la tenebrosa banda The Sisters of Mercy. Dr. Avalanche (nunca jamás mejor bautizo) creció desde ser un aparato modesto hasta convertirse en una Akai S1000, y cuenta con su propia página en Wikipedia. Lo de avalancha tiene su razón de ser, basta escuchar los cortes de las hermanitas de la caridad para poder dar fe.

Durante un buen tiempo desde mis primeros grupos, ya siendo un músico más dedicado, y optando por la expansión al trasladarme de la batería orgánica a las percusiones con algunas bandas como invitado (y por ahí una humilde actuación en una de las primeras carpas improvisadas de hip hop en un Vive Latino percutiendo las tumbas), negaba mi fanatismo por las cajas de ritmos. No obstante, durante un par de años fui contratado por Yamaha para dar exhibiciones con su caja DD-50 (bastante poderosa, con programación decente y buen sonido y sensibilidad en los pads), que me recordaba, sólo que de gran tamaño, a mi primera caja de ritmos Sony.

La caja de ritmos no debe ser el corazón de la rola: Zette

Sin embargo, para tener una aproximación respecto a la batalla entre cajas de ritmos y baterías orgánicas, en #BuscandoUnNuevoRock nos acercamos a Zette Voltage, encargada de la batería de Abominables y AtoZ (quizás una de las bateristas más completas que he visto, ya que combina precisión con potencia en el golpe y un estilo meramente atractivo, tanto en lo sonoro como en lo visual), para que ampliara el espectro y nos iluminara con su opinión, sobre todo tomando en cuenta que ella misma utiliza avances tecnológicos con los que enriquece el sonido de su muralla de tambores:

“Las cajas de ritmos sirven muchísimo a la hora de maquetear una canción. Es difícil, sobre todo en la primera fase de la creación de una rola, grabar una batería en estudio. Te da chance de probar varios ritmos, sobre todo para que sirva de base para encima poder ir redondeando la composición. Muchas veces, por tener pocos recursos, los grupos hacen sus discos con cajas de ritmos, ya que grabar una batería en estudio es mucho más difícil que una guitarra o un bajo. Creo que (la caja de ritmos) es una herramienta, pero en general, y mi opinión no es sólo porque sea baterista sino músico, creo que una batería acústica tocada en vivo, puede darte una infinidad de matices que una caja de ritmos definitivamente no puede. Empezando por el toque humano, el groove, la diferencia en intenciones durante la canción, y el que existan diminutos errores o hasta para el que no está exactamente cuadrado, es cuando se siente que el baterista plasma su alma y su sensibilidad en la canción.

“Por otro lado, en Abominables y en otras agrupaciones también se usan secuencias con cajas de ritmos, o baterías previamente armadas con máquinas, que también evocan un sentimiento sintético y robótico, que impregnan las canciones de otro tipo de intención.

“Muchas veces su uso es muy marcado y muy estricto como en el caso de la música industrial, y algunas veces, como en Abominables, es una mezcla entre lo industrial y lo humano. Su uso es válido, siempre y cuando la caja de ritmos no sea el core de la composición”, nos dijo.

Cuestión de gustos entre los músicos, o bien por fidelidad al concepto, bateristas o cajas de ritmos son esenciales para la música. No me imagino a un baterista en vivo tratando de revivir el aplastante sonido de Dr. Avalanche, o acercarse a las estrictas estructuras rítmicas de una rola cyberpunk (o industrial, como bien señaló Zette), pero tampoco me gustaría saber quién es el valiente que va a programar el impresionable solo de batería de In-A-Gadda-Da-Vida, de Iron Butterfly, o todos y cada uno de los golpes percutidos por Lawrence “Lol” Tolhurst de The Cure, en el disco Pornography.

¿Mis bateristas favoritos?
  • Carl Palmer (Emerson, Lake and Palmer y Asia)
  • Dr. Avalanche (The Sisters of Mercy)
  • Choche (Bronco)
  • Waldo Madera (Juanes)


@Btxo
Coyoacán, 2013.

1 comentario:

  1. Wowow!! Muy cierto y muy interesante, por experiencia propia puedo decir que la caja de ritmos es una herramienta buenísima, en mi banda (dueto guitarra-teclado) trabajamos con ella por más de una década y entre sus principales beneficios estaba el poder ensayar en cualquier lugar y horario a bajos volúmenes, pero conservando el “punch”, sin molestar a nadie. En nuestro caso aparte de la batería programábamos un bajo digital, si bien es cierto que nos evitaba cargar una batería, igual nos exigía cargar con cajones de subwoofers y medios (siempre y cuando el evento lo requería) cosa que al final resultaba cargar por igual. Les dejo un link para que conozcan algo de lo que hacíamos.

    http://www.youtube.com/watch?v=Pbq0V3wZ6o0

    Saludos!!
    Rodris

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